jueves, 19 de noviembre de 2015

FanFic FINAL FANTASY VI (Oneshot) Burning Comet

NOTA DEL AUTOR:
Ningún personaje de la saga Final Fantasy me pertenece, son creación exclusiva de Square-Enix (Squaresoft) y sus respectivos colaboradores
Sólo algún que otro posible personaje cuyo nombre no reconozcáis sea cosa mía n_un
Escrita en primera persona
Algo especial para Kefka porque en Noviembre es su cumpleaños y pienso que dentro del Fandom español hay tan poquita cosa sobre él (sólo lo que escribo yo TWT) ¡Feliz cumpleaños!

Yo soy el ardiente cometa
Yo soy el mudo sonido
Yo soy la lágrima y el rostro sonriente


FanFic Final Fantasy VI
Yo soy el ardiente cometa

Tras desjuntar mis manos, me entretuve una vez más sacando mi reloj de mano bien guardado en uno de los bolsillos que disponía mi larga chaqueta de soldado verde con cuello y mangas de un tono verdoso todavía más oscuro y diversos botones dorados. Aunque nunca me había importado esperar, comenzaba a impacientarme, observando con mayor detalle de lo usual las finas y oscuras manecillas moverse con lentitud por la blanca superficie tras abrir el redondeado objeto, inmóvil en una de mis pálidas manos. Cuando mis ojos de un sutil azul celeste comenzaban a irritarse de nuevo, obligándome a pestañear, el sonido del pomo de la puerta girando atrajo mi total atención lanzando mis ojos hacía ésta como dos desesperadas fieras, abriéndose lentamente. La sonrisa que iluminó mi rostro cansado de tanta espera brotó al instante de identificar con claridad las dos figuras que se adentraban en la sencilla sala en cuyo centro les esperábamos una mesa, otras sillas y yo ya sentado frente a ellos. Guardé de inmediato el reloj recién cerrado en su bolsillo correspondiente y adoptando una postura más correcta, volví a entrelazar mis dedos con mis manos sobre la fría y plana zona que era la mesa observándolos avanzar y tomar asiento, no sin previamente dejar sobre la mesa los papeles a firmar, ofreciendo una selectiva información del experimento o "intervención" que se iba a suceder nada más dar mi aprobación como cobaya humana.

-Soldado Palazzo dado su interés y la superación de nuestras... Expectativas, le recomendaría que leyese atentamente la información que le ofrecemos antes de firmar. -Me recomendó con un tono casi burlón, camuflando de alguna manera su desaprobación hacía mi triunfo, el hombre envestido por una bata igual de llamativa que el otro de menor altura y con un espeso bigote de claro color rojizo,  que ya había tenido el placer de conocer mucho antes, en mis días de preparación de asistente en el laboratorio del Imperio.

-Gracias pero no creo que sea necesario. -Por supuesto, fue mi provocadora respuesta, buscando con los ojos una pluma y un tintero con la que trazar mi firma sobre el espacio que deduje sería el correcto.

La mirada del otro, o sea, del buen doctor Cid parecía suplicarme cautela antes de confirmar el punto en el que firmar en cada papel, prácticamente más iluminado por la lámpara que ocupaba el centro del techo por encima de nuestras cabezas, de un diseño simple y resistente a diferencia de muchas otras lámparas del Palacio Imperial, que me digno a mirar con la idea de que algún día alguna de ellas caía aplastando a algún pobre inocente. Suspiré y tomé uno de los papeles para echarles un ojo por última vez. Tanto Cid como yo conocíamos lo que se buscaba alcanzar con el proyecto como el proceso, no había razones para preocuparse tanto aunque bueno, él siempre me había dado esa impresión, demasiado responsable llegando al temor a la hora de poner en practica sus propias teorías. Apartando el papel de mi vista con una sonrisa de niño bueno y obediente, levantando una ceja insistí:
-¿Me permitís ahora firmar el documento? Muchas gracias. -Agregué mostrando más fastidio que sarcasmo, he de confesar.

La tinta parecía fluir como finos ríos negros a medida que componía cada letra que formaba mi nombre y apellido con gracia y elegancia dignas de un burócrata o un individuo de buena cuna. Mi nombre era mi orgullo, por lo que desde que he sido capaz de recordar, siempre me ha gustado trazar una firma digna de mostrar al individuo al que menciona. Finalizada, puse el alargado utensilio de escritura sobre el botecito de tinta y retorné la vista en los científicos que me miraban en silencio.

xxx xxx xxx

-¡Vaya, vaya! -Me sobresaltó una animada e incrédula voz seguida de una molesta palmadita en la espalda observando en silencio las vistas que la pequeña ventana de una larga serie ofrecía sentado sintiendo el suave bamboleo del tranvía al recorrer la ciudad. -¡Es el soldado Palazzo! ¿Verdad? -Continuó parloteando ruidosamente sentándose a mi lado sin percatarse de mi desinterés al retornar la vista a la ventana. -¡Qué sorpresa más grande! Ninguno apostaba un gil a que serías admitido en el proyecto. -Me comentó entre risotadas.

Tuve que apretar los dientes antes de dirigirme a él con la mejor de las sonrisas y pedirle educadamente que me dejase tranquilo. Cosa que el comprendió para mi alivio rápidamente, probablemente lo acusó al amanecer del día. Nos citaron más temprano de lo que ya teníamos costumbre de abandonar los cuarteles.

-¡Eso, mejor vente a nuestro lado! -Exclamó desde otra zona del interior del vehículo otro soldado de corpulento aspecto bajo el abrigo verde oscuro que lo protegía del frescor de las primeras horas de la mañana.

Recuerdo que el viaje se me hizo corto debido a la hermosura que contemplaba. A medida que el sol se elevaba lentamente sobre el cielo de tonos anaranjados y rojos, su fulgor sobre los edificios daban la sensación de incendiarlos como si el solido material color rubí se derritiese con las cúpulas de cristales pintados de ámbar dorándose como oro fundido. Pensé que si esa iba a ser la última vez que mis ojos verían Vector, no podía ser más bello. Siempre lo era pero aquel día con mayor razón.

En efecto como una de mis antiguas compañeras nos informó amable pero tajante a partes iguales como haría cualquier profesional en su puesto de trabajo no era necesario que trajésemos con nosotros nada del exterior, allí se nos otorgaría lo imprescindible durante el tiempo que durase nuestra estancia recordándome por alguna razón al protocolo a seguir en la zona de enfermería, sin embargo no nos harían encaminar nuestros pasos a esa zona sino que bajaríamos al laboratorio, varias plantas bajo la gran construcción que era el Palacio Imperial con nuestros neceseres recién entregados dentro de una bolsa cerrada. Todo muy entretenido. Nos ocupó el resto de la mañana trasladarnos con éxito a nuestros respectivos cubículos. Salas provistas de lo imprescindible, todavía más minimalistas y deprimentes que las que un hospital o una residencia psiquiátrica poseen pero con una gran superficie de cristal por la cual ser observado.

Las tres comidas que yo degusté un tiempo algo más largo que mis compañeros no se distinguían mucho de la comida sin sustancia o carente de especias atrayentes, básicamente carnes poco pasadas por el fuego, caldos de verdura y purés blanquecinos. Sintiendo curiosamente ligero malestar al doblar el brazo de esta u otro modo, recordatorio de la fina aguja que traspasaba nuestra frágil y en mi caso, clara piel, bajo el recio esparadrapo.  De cuando en cuando pude entretenerme centrando mi atención en las veces que veía ir y venir a los encargados de nuestro grupo de cobayas humanas, antes de que la puerta se abriese con llave que sólo ellos tenían en su poder, el estomago tronaba al advertir un carro de metal por delante similar a lo que padece un animal puesto a prueba.

Fue un poco antes al día que la fase final sería realizada habiéndose comprobado las anteriores fases y con los preparativos necesarios listos que algo amenazaba con devorar mi satisfacción. Igual me solía ocurrir de niño habiendo elaborado algo de lo que sólo yo podía estar convencido haría que todos a mí alrededor me aplaudiesen o me alabasen, por fortuna no duraba mucho pero era algo intenso, cercano a un dolor de pecho, que me privaba de aire mientras mi mente se llenaba de estupideces. Si, como voces a muy baja frecuencia que me cuestionaban pero que yo siempre me he negado a escuchar, haciendo un esfuerzo mayor por recobrar aliento y así poder mostrarlo. Creyendo oír en el silencio el aliento de la muerte detrás mío mientras dejaba que el agua fría y cristalina me apaciguase en mitad de la noche antes de regresar a la incomoda y estrecha cama que el cubículo de dimensiones medianas disponía, sobreviviese o no, lo que tenía claro era que debía acostumbrarme pues iba a pasar bastante tiempo tumbado en ella. Creo que en ese estado de nerviosismo fácil de despertar, agradecí que una vez cerrada la gruesa puerta de metal ningún sonido del exterior se podía distinguir de fondo. Cerré los ojos con fuerza y recostado sobre un lado, cubriéndome con mis brazos bajo la fina tela de la única manta que hallé retomé mi sueño. Nada reparador pero necesario y por tanto, bien recibido.

xxx xxx xxx

Respirando hondo y moviendo la cabeza a un lado y al otro una vez más, rotando, deslizando mis propios dedos sobre mi cuello ligeramente inclinado sobre mis hombros quise reír una vez más pero la mirada de los hombres vestidos con chaquetas y pantalones de similar color a los míos me advertían de lo que podía volver a sucederme. Conteniendo las ganas, abrí mis dos orbes de un azul empalidecido y retorné mi cabeza a su posición habitual. Manteniendo una de mis finas cejas rubias elevada, sonreí siendo la más leve muestra de aquello que me poseía mientras la magia tomaba forma como si esa esencia se canalizase en energía y la energía surgiese de mi cuerpo caliente e intensa cubriéndome sin dañarme como el fuego que rodea al cometa en su feroz movimiento. Conteniéndola con igual esfuerzo que mis ganas de gritar, reír o agitarme como las llamas que creaba. ¡Tan bellas! Azulándose por la mitad, superando la partes anaranjadas con cada movimiento de mis brazos.

-Es... Asombroso. -Alcanzó a articular el hombre de larga y rizada melena plateadas, no hacía mucho de un rubio claro en perfecto equilibrio con su piel, gastada por el acero y el cuero en otros tiempos, tiempos de disputas estúpidas y consecuentes separaciones que concluirían en guerras por unificar lo roto. -¿Cuál es tu nombre, soldado? -Quiso saber acortando la distancia que nos separaba.

Haciendo disminuir mis preciosas llamas hasta desvanecerse quedando meramente el espacio que me rodeaba aún cálido y las largas mangas verdosas de mi chaqueta chamuscadas, tal y cómo había practicado aquella semana, colocando mis dos brazos detrás y juntando mis manos, levantando pecho respondí efusivo:
-¡Kefka Palazzo Eminencia! -

Pero esa palabra seguía resultándome repulsiva, al instante de salir de mi boca, no era capaz de controlar el apretón de mis dientes, tensos antes de cerrar la boca y retomar una forzosa sonrisa.

-Bien, Kefka, ¿Qué te parecería ser nombrado Primer caballero de las futuras fuerzas Magitek? -Me propuso algo con lo que cualquier soldado en mi situación moría por recibir y yo, yo sólo pensaba en los fuertes tonos de su chaqueta rojo sangre o en cómo el oro de sus medallas resaltaba sobre ella pero un hombre ambicioso cree conocer a otro de igual calaña por lo que la decisión se transformó en una obligación. Dándome una palmada en la espalda con una de sus grandes manos enguantadas agregó: -Pues a partir de ahora dicto que ese sea tu rango. -

-Bien, entonces puedo regresar a casa ¿ya? -Fue todo lo que yo dije, encogiéndome de hombros y haciendo desvanecer mi complaciente sonrisa, resultando en una de esas particularidades mías que tanto le atraían ya que en vez de romper a reír y afirmar con la cabeza antes de retomar su sillón me hubiese lanzado una mirada asesina o hubiese negado con severidad.

A diferencia de Cid o el resto de individuos que entraban a su despacho, no incliné mi cabeza antes de girarme y echar a andar hacía la gran puerta o doble puerta de madera con relieves dorados. El hombre pelirrojo de poca estatura sentado en uno de los asientos frente a la mesa de la secretaria a una considerada distancia ocupada por la extensa alfombra bajo nuestros pies roja con figuras doradas o de un color amarillo muy luminoso bordeando el centro se levantó de golpe para acercarse a mí apresurado. Qué molesto era. No siempre pero en ocasiones como esa sí.


MARY (MARYXULA)

No lo he dicho en FF.Net pero esto serían eventos anteriores a lo que pasa en el juego n_nU Algo de mis ideas con respecto al personaje y su parte pre-canon XDU (Pero vamos, se intuye porque está en pasado y tal...)
Una especie de Preview de lo que vendrá a ser Metamorfosis TwT Porque al igual que he probado con Rezo y estoy ahí ahí con Clow, también tengo ganas de escribir y compartir muchas más cosas que me vienen con respecto a Kefka antes del juego, currándomelo a mi ritmo X3 (Pero no tan largo como lo de Clow, más como cuando empece porque luego lo acabo por cortar TAT)




No hay comentarios: